Dublin Review en 1884 y N. Deschamps, en “Sociedades Secretas”, citan: “El protestantismo considerado como religión es la mitad, la masonería es el todo. El protestantismo puede regresar al catolicismo o obstinadamente quedarse en la mitad o marchar directo al territorio de la masonería.” El fundador de los mormones, Joseph Smith, era masón y sus templos están llenos de símbolos masónicos. Los mismos mormones lo cuentan: "Más bien, el encuentro de José con la masonería sirvió evidentemente de catalizador para la revelación." https://www.churchofjesuschrist.org/study/history/topics/masonry?lang=eng
El masón A.E.Waite en su “Digest of Eliphas Levi”: “Los gnósticos representan el cuerpo ardiente del espíritu santo, y esto es lo que es adorado en los ritos del Sabbath o el templo bajo la figura simbólica de Baphomet o la cabra andrógina de Mendes-este cuerpo del espíritu santo, que nosotros llamamos “Luz Astral” y el “agente universal”, este “eter electromagnético”, esta “vital luminosidad calórica”, está representada en los monumentos antiguos con la faja de Isis, que se enrosca en un nudo-amante alrededor de dos palos, junto a la serpiente con cabeza de toro, por la serpiente con cabeza de cabra , o perro, en las teogonías antiguas , y por la serpiente devorando su propia cola, emblema de la prudencia y satán.” (Observar la foto del Arzobispo de Cantenbury).
Marmontel, agente de la revolución francesa:
La cabeza de la masonería en Portugal en 1907 fue Magalhaes Lima, quien en París dia una lectura titulada: Portugal, la caída de la monarquía y la necesidad de una forma republicana de gobierno… Semanas después el rey Carlos y su hijo mayor fueron asesinados. Después de que se diera la revolución en Turquía, el 1 de mayo de 1909, 45 logías turcas se reunieron en Constantinopla y fundaron el gran Oriente Otomano. Cuando cayó Bela Kun en su intento revolucionario en Hungría, el gobierno obtuvo y publicó archivos masónicos, lo que condujo a la prohibición de las logias masónicas en el país. Decisión que fue criticada por diferentes medios de prensa y que las logias de varios países buscaron cambiar. En el 12 de octubre de 1914, Cabrinovic, uno de los asesinos del Archiduque de Austria, perteneciente a la logia “Mano negra”, dijo: “En la masonería está permitido matar”. Varios de los asesinos que realizaron el ataque también eran masones. Este hecho apenas se mencionó en la prensa y hasta la actualidad apenas se menciona en los libros de historia, pero las declaraciones de los asesinos en el juicio demuestran la influencia de la masonería en sus ideas y en el acto terrorista que llevaron a cabo.
Con un pretexto vacío, estalla una revuelta en Barcelona. Incendios y masacres obligan al gobierno español a decretar la ley marcial. El instigador de los disturbios, Ferrer, es detenido. Fue entregado a un tribunal militar que lo condenó a muerte. La sentencia fue ratificada. Se enviaron telegramas mentirosos a los periódicos de todos los países declarando que Ferrer no había sido juzgado conforme a la ley, que su abogado defensor había sido detenido e incluso que el clero y el Papa tenían algo que ver con el caso. La Lanterne escribió: "La mano sangrienta de la Iglesia, parte en el proceso, lo ha dirigido todo, y los soldados rufianes del rey de España sólo cumplen su voluntad. Todo el pueblo debería rebelarse contra esta religión de asesinato y sangre". Siguió una caricatura que mostraba a un sacerdote con un puñal en la mano. Las amenazas de represalias, de asesinato del rey y del Papa llueven sobre Madrid y Roma. En París, Roma, Bruselas, Londres y Berlín circularon peticiones de protesta contra la sentencia. Ferrer fue ejecutado. Inmediatamente se produjeron manifestaciones, algunas de ellas sangrientas, en las principales ciudades de Francia y de varios países europeos. El cenit se alcanzó en una especie de triunfo para glorificarle en las calles de París al canto de la "internationale".
(El presidente Quincy Adams reprobó la masonería).
Ciertamente no todos los masones son consientes del luceferanismo. Así como en la iglesia católica los menos son santos, en la masonería los menos son luciferianos. Pero la adoración y los rituales donde más se expone y compromete este sórdido aspecto, en los grados más "avanzados" de las logias más secretas, son los que tiene relación con Baphomet y Jahbulon:
"En la imposibilidad en que se encuentran nuestros hermanos y
amigos de decir, todavía, su última palabra, se ha juzgado bueno y útil
propagar la luz por todas partes, y poner en movimiento todo lo que aspira a
moverse. Por esta razón no dejamos de recomendaros que afiliéis a personas a
todo tipo de asociación, no importa de qué clase, sólo con la condición de que
el misterio y el secreto sean las características dominantes. Toda Italia está
cubierta de cofradías religiosas, y de penitentes de diversos colores. No
temáis deslizar a algunos de los vuestros en medio de estos rebaños, guiados
como están por una estúpida devoción. Que nuestros agentes estudien con cuidado
el personal de estos cofrades, y verán que poco a poco no les faltará cosecha.
Bajo un pretexto lo más fútil, pero nunca político o religioso, cread por
vosotros mismos, o, mejor aún, haced crear por otros, asociaciones, teniendo
por objeto el comercio, la industria, la música, las bellas artes, etc. Reunid
en uno u otro lugar -incluso en las sacristías o capillas- a esas tribus
vuestras todavía ignorantes: ponedlas bajo el bastón pastoral de algún
sacerdote virtuoso, bien conocido, pero crédulo y fácil de ser engañado.
Entonces infiltra el veneno en esos corazones elegidos; infíltralo en pequeñas
dosis, y, como por casualidad. Después, al reflexionar, ustedes mismos se
asombrarán de su éxito.
Lo esencial es aislar a un hombre de su familia, hacerle perder la moral. Está suficientemente dispuesto, por la inclinación de su carácter, a huir de las preocupaciones domésticas y a correr tras los placeres fáciles y las alegrías prohibidas. Ama las largas conversaciones del café y la ociosidad de los espectáculos. Conducidle, sostenedle, dadle una importancia u otra; enseñadle discretamente a cansarse de sus trabajos cotidianos, y con esta gestión, después de haberle separado de su mujer y de sus hijos, y después de haberle mostrado lo penoso de todos sus deberes, excitaréis en él el deseo de otra existencia.
El hombre es un rebelde nato. Aviva el deseo de
rebelión hasta que se convierta en una conflagración, pero de tal manera que la
conflagración no estalle. Esto es una preparación para la gran obra que debes
comenzar. Cuando hayáis insinuado en algunas almas el asco por la familia y por
la religión (la una sigue casi siempre la estela de la otra), dejad caer
algunas palabras que provoquen el deseo de afiliarse a la logia más cercana.
Esa vanidad del ciudadano o del burgués, de pertenecer a la masonería, es algo
tan común y tan universal que siempre me hace maravillarme de la estupidez
humana. Empiezo a asombrarme de no ver al mundo entero llamar a las puertas de
todos los venerables y exigir a estos señores el honor de ser uno de los obreros
elegidos para la reconstrucción del templo de Salomón. El prestigio de lo
desconocido ejerce sobre los hombres una especie de poder, que los prepara con
temblor para las pruebas fantasmagóricas de la iniciación y del banquete
fraternal.
Encontrarse como miembro de una logia, sentirse llamado a guardar de la esposa y de los hijos, un secreto que nunca se le confía, es para ciertas naturalezas un placer y una ambición. Las logias, hoy en día, pueden crear sibaritas, pero nunca darán lugar a ciudadanos. Hay demasiadas cenas entre los venerables y reverendos hermanos de todos los Antiguos. Pero forman un lugar de depósito, una especie de criadero, un centro por el que hay que pasar antes de llegar a nosotros. Las logias no forman más que un mal relativo, un mal atemperado por una falsa filantropía, y por cantos aún más falsos como en Francia. Todo eso es demasiado pastoral y demasiado gastronómico; pero es un objeto que es necesario fomentar sin cesar. Al enseñar a un hombre a levantar su copa a los labios, te haces dueño de su inteligencia y de su libertad, lo dispones, le das la vuelta y lo estudias. Se adivinan sus inclinaciones, sus afectos y sus tendencias; entonces, cuando está maduro para nosotros, lo dirigimos a la sociedad secreta de la que la masonería no puede ser más que la antesala.
La Alta Vendita desea que, bajo un pretexto u otro, se
introduzcan en las logias masónicas el mayor número posible de príncipes y
personas ricas. Los príncipes de una casa soberana, y aquellos que no tienen la
legítima esperanza de ser reyes por la gracia de Dios, todos desean ser reyes
por la gracia de una Revolución. El duque de Orleans es masón, el príncipe de
Carignan también lo era. No faltan en Italia y en otras partes, los que aspiran
a los modestos honores del delantal y la paleta simbólicos. Otros de ellos son
desheredados y proscritos. Halaga a todos los de su número que son ambiciosos
de popularidad; los monopoliza para la masonería. La Alta Vendita verá después
lo que puede hacer para utilizarlos en la causa del progreso. Un príncipe que
no tiene un reino que esperar es una buena fortuna para nosotros. Hay muchos en
esa situación. Haced de ellos masones. La logia los conducirá al carbonarismo.
Llegará un día, tal vez, en que la Alta Vendita se digne afiliarlos. Mientras
esperan, servirán de pajarera a los imbéciles, a los intrigantes, a los
burgueses y a los necesitados. Estos pobres príncipes servirán a nuestros
fines, mientras piensan trabajar sólo para los suyos. Forman un magnífico
tablero de anuncios, y siempre se encuentran suficientes tontos dispuestos a
comprometerse al servicio de una conspiración, de la que algún príncipe parece
ser el cabecilla.
Con ocasión de mi último viaje a Francia, vi con profunda satisfacción que nuestros jóvenes iniciados exhibían un ardor extremo por la difusión del carbonarismo; pero también encontré que más bien precipitaban un poco el movimiento. Según creo, convirtieron demasiado su odio religioso en un odio político. La conspiración contra la sede romana no debe confundirse con otros proyectos. Estamos expuestos a ver germinar en el seno de las sociedades secretas, ardientes ambiciones; y los ambiciosos, una vez dueños del poder, pueden abandonarnos. La ruta que seguimos no está aún suficientemente bien trazada como para entregarnos a los intrigantes y a los tribunos.
Es de absoluta necesidad descatolizar el mundo. Y un hombre ambicioso, habiendo llegado a su fin, se guardará bien de secundarnos. La Revolución en la Iglesia es la Revolución en permanencia. Es el necesario derrocamiento de tronos y dinastías. Ahora bien, un hombre ambicioso no puede desear realmente estas cosas. Vemos más alto y más lejos. Esforzaos, pues, en actuar por nosotros y en fortalecernos. No conspiremos sino contra Roma. Para ello, sirvámonos de toda clase de incidentes; pongamos en provecho toda clase de eventualidades. Estemos principalmente en guardia contra las exageraciones del celo. Un buen odio, completamente frío, completamente calculado, completamente profundo, vale más que todos esos fuegos artificiales y todas esas declamaciones de la plataforma. En París no pueden comprender esto, pero en Londres he visto hombres que captaron mejor nuestro plan, y que se asociaron a nosotros con más fruto. Se me han hecho considerables ofertas. Pronto tendremos una imprenta en Malta a nuestra disposición. Entonces podremos impunemente, con un golpe seguro, y bajo la bandera británica, esparcir de un extremo a otro de Italia, los libros, folletos, etc., que la Alta Vendita juzgue conveniente poner en circulación."
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