DE LA ACEPTACIÓN DEL COMUNISMO, EN VIRTUD DEL SENTIDO DE LA HISTORIA – Julio Meinvielle


¿Debemos los cristianos aceptar y adaptarnos al progreso? ¿Maniobrar nuestros valores para que subsistan y toleren los impulsos tecnológicos y sociológicos en cualquiera de sus direcciones? ¿El político debe convertirse en aprendiz revolucionario, el sacerdote en agitador obrero y el literato en fermento de disolución social mientras el burgués cobra pánico ante la inseguridad e incertidumbre del porvenir?

LA ÚNICA COSA NECESARIA – Ernest Hello



Hay circunstancias que retiran al hombre al interior de su propia alma para reflexionar sobre las cosas, y entonces las utopías en las que había depositado su confianza se desvanecen. Se siente en presencia de la severa realidad, la realidad lo confronta.

En nuestros días, sin embargo, el sentido común se ha confundido hasta tal punto que las cosas han perdido sus nombres. ¿Qué es Utopía? ¿Qué es la realidad? ¿Qué es el sueño? ¿Cuáles son las cosas que pertenecen a nuestras horas de vigilia?

¿Qué es Eugenesia? - G. K. Chesterton


Lo más sabio del mundo es gritar antes de que te hieran. No es bueno gritar después de ser herido; especialmente después de haber sido herido mortalmente. La gente habla de la impaciencia del pueblo, pero los historiadores saben que la mayoría de las tiranías han sido posibles porque los hombres se movieron demasiado tarde. A menudo es esencial resistir una tiranía antes de que exista. No es una respuesta para decir, con un optimismo lejano, que el plan sólo está en el aire. Un golpe de hacha sólo puede ser rechazado mientras está en el aire.

Ángeles Mecánicos


¿El humo viene de fuera o de dentro? Los aviones eran ángeles mecánicos en una guerra secreta contra el cambio climático y la radiación ultravioleta, flotaba un gas que achicharraba el cerebro durante semanas o meses, como un carbón encendido que se va consumiendo. Los primeros síntomas eran hastío y vómitos. Después aparecía un olor a cigarrillo tenue como el recuerdo del sueño. Cuando el envenenamiento alcanzaba los nervios padecíamos ataques de verborrea, hasta los seres más grises y prosaicos desbordábamos adjetivos vivaces y muecas histriónicas, poseídos de una vitalidad ajena. Nos descascarábamos en la noche para amanecer con cenizas al pie de la cama. Nadie hablaba de esto, no se investigaba, no importaban los hilos de humo que salían de las casas: